Quizás te ha pasado:
- Tienes una meta clara, pero justo antes de dar el paso… te detienes.
- Empiezas algo con ilusión, pero lo dejas a medias.
- Te llenas de ideas, pero dudas de ti misma y te saboteas.
- Procrastinas, postergas, te criticas… y terminas frustrada o sintiéndote incapaz.
Y entonces piensas:
“¿Por qué me auto saboteo siempre?”
¿Y si el autosabotaje no fuera tu enemigo?
Tu autosabotaje no es el problema. Es una forma construida por ti que intenta protegerte.
Sí, leíste bien. Esa voz que te paraliza o te hace procrastinar, esa parte que parece sabotear tus logros o impedir tu avance… no es mala.
Es una parte herida que aprendió a sobrevivir así.
El origen del autosabotaje: es protección, no maldad
Aprendiste que hay peligro al:
- Ser visible (porque tal vez fuiste criticada cuando lo intentaste)
- Tener éxito (porque podrías ser rechazada por sobresalir)
- Fracasar (porque sería la confirmación de que “no vales”)
- Cambiar (porque hay miedo a perder el control o la seguridad)
Entonces, ¿qué hace?
Te detiene. Te confunde. Te hace “perder tiempo”.
Pero lo hace para evitar un dolor que en algún momento fue real.
Una estrategia: ¿qué pasaría si…?
- En lugar de pelear con esa parte tuya la identificas y escuchas sus argumentos.
- En lugar de exigirte avanzar con fuerza, te detienes y buscas sanar tus heridas.
- En lugar de juzgarte por no ser constante, reconoces que hay una historia que te duele.
Sanar no es eliminar aquello te que sabotea. Es resolver, sanar y avanzar.
¿Cómo comenzar a transformar tu autosabotaje?
1. Ponle un nombre a ese autosaboteo.
Ejemplo: «La que le da miedo y se esconde», «La que necesita aprobación», «La perfeccionista ansiosa», «La niña herida que teme fallar». Haz una lista completa.
2. Pregúntate:
¿Qué intenta evitarte? ¿Qué historia te cuenta cada vez que actúa?
3. Busca tú sanidad y elije avanzar sin temor
No necesitas seguir peleando contra ti. Solo reconoce que ahora tú puedes tomar el control de tu liderazgo.
💬 Reflexión final
Tu autosabotaje es solo una señal de que hay una parte de ti que necesita ser identificada, sanada y resuelta.
Cuando lideras tu mundo interno y buscas resolver aquello que afecta negativamente tu vida, lo externo también comienza a alinearse y transformarse.
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